jueves, 5 de enero de 2012

Año Nuevo, Vida Nueva.


En vísperas de año nuevo, aquí en el occidente compartimos un rito con China y Japón, en el cual, se hace una profunda limpieza en casa, tirando cosas viejas y limpiando de forma exhaustiva todo lo que se decide preservar dejando así un espacio para las cosas importantes y las nuevas. A manera de analogía, en casa, tal como en nuestras vidas es recomendable desechar eso que nos resta espacio o energía para dar espacio a nuevas experiencias y posibilidades.

El año venidero implica un cierre de ciclo acompañado siempre de la promesa o fantasía de que al llegar un nuevo ciclo, comenzará con este una vida totalmente nueva, lo cual puede hacer que esta fecha sea aun más pesada de lo que aveces estemos preparados para costear tanto a nivel emocional como económicamente hablando.

Uno de los resultados de este alto nivel de expectativas y gastos desmedidos y uno de los resultados es por ejemplo, la alza de depresión en esta temporada que se presente en estas fechas de cierre de año y reuniones navideñas, ya sea por soledad, ya sea por deudas u otro tipo de situaciones. Poder ver que en estas épocas existe una tendencia cultural a gastar, prometer y fantasear de manera desmedida nos brinda la posibilidad de poder hacer un alto o manejarlo.

En medio de tanto movimiento, tantos comerciales, comida, bebida y caos vial, algo que sin duda resulta muy alentador es la lista de propósitos pues además de ser uno de los ritos clásicos de fin de año, implica una promesa de hacer un cambio en alguna de las diversas áreas que componen nuestra vida. Ahora viene una pregunta importante: para este año... ¿Cual de todas las listas de propósitos he de usar?... ¿la del año pasado, la del anterior a ese? ¿Será cierto que si logro comerme las 12 uvas durante la cuenta regresiva ¿se cumplirán todos mis deseos? Seguramente lo que hará que tus propósitos se conviertan en una realidad no sea el hecho de introducirlos  a tu vida en forma de uva, ya sean viajes, dinero, prosperidad, amor, amistado o lo que sea que estas estén representando. Sin embargo y muy probablemente, el llenar de uvas tu boca simbolice el recibir el año con la boca llena de buenos deseos. Seguramente también resulte en una excelente forma de recordar que estas haciendo un compromiso contigo y que mejor recordatorio que tener estas experiencias lúdicas como lo son los rituales que nos rodean. Si todos estos rituales y la lista de propósitos son un buen comienzo y una ayuda para emprender el camino de la reflexión mas estructurada y consciente de la planeación de una vida más apegada a lo que realmente quieres, ¡ve viendo que maleta sacarás a pasear cuando hayas terminado tus uvas!

Tal vez no sea tu caso y hayas cumplido todos tus propósitos o bien, no necesites hacer propósitos pues encuentras satisfacción en tu vida tal y como esta. Pero seguramente el logro o el haber alcanzado lo que te propusiste te habrá implicado en primer lugar haberle dado “un espacio” en tu vida y haberle dedicado tiempo para poder alcanzarlo. Y es así que empezamos a diferenciar. Seguramente si lograste lo que te propusiste este año o este mes es por que convertiste tus propósitos (o intenciones) en metas. A diferencia de una intención que se traduce a un buen deseo, una meta además de tener un plazo para ser cumplida tiene que ser significativa, medible y tiene que entrar dentro de tus posibilidades reales. Primero que nada, cuando nos hacemos la pregunta ¿que debo cambiar? Es importante también que preguntemos ¿según quién?  Recordemos que  la definición de propósito es el “ánimo o intención de hacer o de no hacer algo”. Esta es tu lista, date la oportunidad de cambiar los “debo hacer” provenientes de la sociedad, tu familia, tu jefe, revista o algún otro medio externo por preguntarte ¿Que es aquello que realmente quiero y deseo cambiar?
Después de haberte dado unos minutos o tal vez mas que eso para escribir tus propósitos, haciendo conciencia de lo que realmente deseas y necesitas ¿aun así no conseguiste abrir tu lista ni por curiosidad a lo largo del año? Entonces, probablemente  tus metas hayan sido poco claras o difícil medirlas como por ejemplo  “me quiero poner en forma”, “voy a tener más dinero” o “ voy a perder peso”... estas no son metas, si las revisamos con calma se trata de deseos que no especifican ni un que, ni cuando, ni como lograrlas. Es diferente proponerme a “bajar de peso” que a proponerme a bajar por ejemplo, 1 kg cada mes de aquí a marzo, punto que nos lleva a la gran pregunta... ¿como hacerlo? Para que nuestros propósitos puedan convertirse totalmente en metas, es importante acompañarlo siempre de como poder lograrlo. Retomando el ejemplo del peso: bajar 1 kg por mes, yendo al nutriologo y corriendo x km 3 veces por semana. En este ejemplo, no solo tienes la meta de bajar 1 kg por mes, ahora esta la de ir al nutriologo y la de correr x tiempo.  Recuerda que la diferencia entre un propósito y una meta es una fecha en el calendario o en tu agenda.
¿Para que escribir otra vez 12 propósitos inconexos y vagos si podemos tener 4 metas principales con 3 metas asociadas que me ayuden a cumplirlas? Después de todo, “el que mucho abarca poco aprieta”. He aquí la importancia de priorizar. Una meta exitosa es la que realmente nos significa algo y por ende puede hacerse un espacio entre la justificación de “no tener tiempo”. Es aquella que tiene un objetivo claro y alcanzable através de tu dedicación. Parte del ritual del año nuevo es tirar lo que ya no nos sirve o no vamos a usar para darle espacio a lo que realmente nos funciona. Limpiar tu mente es reorganizar: ¿en que gaste y en que invertí mi tiempo este año? ¿en que lo quiero o necesito invertir el año que sigue? Seguramente, después de ver el tiempo gastado en cosas que no te importaban tanto, te sorprenderás de todo el tiempo que tendrás para hacer lo que te propones.
Este fin de año, relájate y disfruta. Bajemos las expectativas de cambiar todo una vida de un día para otro,  el construir metas es producto de una rica y bien merecida reflexión y de tu paciencia. Así que este es un excelente momento para comenzar a trazar tu camino rumbo al cambio, a pensar en esas citas con el doctor que has pospuesto, en esas conversaciones con esas personas significativas que de no tenerse, pudieran afectar irreparablemente la relación. En ese libro que querías escribir, en esas vacaciones que necesitas pedir o la inscripción a ese gimnasio. Recuerda que no necesitas hacerlo todo sino obtener frutos de eso que mas quieras o necesitas cambiar. Es un excelente momento también para felicitarte y reconocer tus logros tachando listas anteriores o simplemente celebrando que estas pudiendo hacer de un rito una posibilidad para una mejorar aspectos importantes en tu vida.







Autor: Psic. Leticia García
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Imagen {vía Vanguardia}

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