jueves, 12 de septiembre de 2013

Con bigote, sombrero y macho... ¿Sigue siendo el estereotipo del mexicano?



Experta explica por qué en México la figura del hombre de grueso bigote, cara de pocos amigos y pistola en el cinturón continua vigente

Por: Psic. Monserrat López Lugo 

Se dice desde hace mucho tiempo que un hombre "no nace", más bien "se hace". En México durante muchos años se ha utilizado el uso de la palabra "macho" como sinónimo del género masculino; porque es importante señalar que género y sexo no son lo mismo. El sexo está ligado a las características físicas sexuales con las que uno nace y el género a aquellas atribuciones culturales que se van construyendo, ya sea en forma de un vestido rosa o de un pantalón azul, por ejemplo.

Actualmente, existe mayor apertura y un límite menos respecto a  qué es lo correcto y lo incorrecto en un hombre, y lo vemos en las múltiples playeras polo rosa que se han puesto tan de moda en jóvenes y adultos. Sin embargo, seguimos sin encontrar a muchos hombres caminando con vestido por la calle, a excepción de aquel que es considerado como un "loco" o un "pervertido".

Además  de la diferencia  entre sexo y género, existe la orientación sexual como otra característica. Heterosexuales, homosexuales, bisexuales, asexuales, pocos saben que en su mayoría no se definen hasta después de la adolescencia, sin que esto sea, necesariamente, una regla.


En este sentido,  México es entonces  uno de los países con mayor machismo del mundo, en donde, a veces a modo de broma, se utiliza en la cultura popular el estereotipo de hombre de grueso bigote, cara de pocos amigos, sombrero y pistola en el cinturón. Rostros como el de Pedro Infante, Jorge Negrete o Pedro Armendáriz fueron muy aplaudidos en la época del Cine de Oro Mexicano. La mayoría de sus personajes consistían en charros  a caballo que iban acompañados de sus amigos a algún bar para jugar baraja y emborracharse, y no era de extrañar alguna escena de pelea a mitad del filme. Los personajes femeninos eran escasos y aparecían sólo unos minutos cuando eran rescatadas o salían como personal de servicio.


Pero, en realidad, ¿qué significa ser macho? La Real Academia de Lengua Española describe al machismo como una "actitud de prepotencia de los varones respecto a las mujeres". Entonces, vemos que el machismo es indiferente a la orientación sexual. Sin embargo, en la lengua náhuatl ser macho significa "ejemplar", es decir, "digno de ser imitado". Asimismo, otro antecedente histórico del machismo lo encontramos en la obra de Don Juan Tenorio, mujeriego que trataba con desdén a todas las mujeres con las que se relacionaba.


Regresando a la época de Cine de Oro Mexicano, existe una escena que describe a la perfección lo que antes era considerado una conducta común de machismo. En la película "Pepe El Toro", vemos a Pedro Infante borracho llegando a casa mientras su esposa lo espera cuidando a los niños. Cuando se da cuenta de que está borracho y ante el interrogatorio, Pepe después de amenazar con golpear a su esposa, admite que estuvo engañándola con la vecina. Después de pedirle perdón, ella menciona que no tiene nada que perdonarle y que, por el contrario, es ella la que debería disculparse por no haber sido "suficiente" esposa para él.


Hoy en día pensamos que dicha escena carece de toda lógica y, sin embargo, en muchos hogares mexicanos ocurre a diario. Aún existen mujeres que tienen que pedir a su marido permiso para salir de casa o hablar con otro hombre, así sea con el vendedor de la tienda de  abarrotes. En pueblos indígenas los hombres no permiten que sus esposas se realicen ninguna mamografía, por considerar impropio que un doctor las examine. Y no sólo es cuestión de clases sociales, también mujeres casadas con hombres de buena posición económica son víctimas de violencia doméstica. No solamente física, ya que hay mujeres  que son obligadas a dejar sus estudios o su trabajo para quedarse a cargo de las tareas del hogar. 


El maltrato psicológico es uno de los más comunes y menos denunciados en el país.
La realidad es que sí existen muchas personas abiertamente homosexuales en el campo de las artes, pero erróneamente se piensa que es debido a su profesión. No se dan cuenta de que, más bien, existe una mayor apertura a mostrar sensibilidad y libertad en ese campo. Muchos artistas son felizmente heterosexuales, al mismo tiempo que el trabajador de una constructora puede ser gay. No existen leyes.


Lo difícil en el mexicano es que, desde que nace, se espera que automáticamente sea un hombre fuerte que practique deporte, ande con muchas mujeres y sea rudo. Y esto puede ser difícil de cumplir para muchos, ya que el desarrollo de su talento o inteligencia, tal vez no esté ligado a  la fuerza física. Si un hombre no es capaz de abrir un frasco con sus propias manos, se considera que no es lo suficientemente varonil. En cambio, es culturalmente más aceptado que un hombre abandone a su familia, por ejemplo.


El estereotipo del macho mexicano sobrevive hasta nuestros días, pero lo cierto es que los tiempos han cambiado. Hoy en día diversos estudios e investigaciones han llegado a la conclusión de que el machismo es un modo de compensar y una forma superficial de esconder su inseguridad. Muchos muestran su actitud de macho justo cuando se sienten más vulnerables o sensibles; de ahí que prefieran lanzar un golpe que ponerse a hablar de sus sentimientos.


Aún se espera del hombre que sea el principal proveedor y cuidador de la familia. La homosexualidad continúa siendo un tabú en algunas culturas mexicanas. Sin embargo, esta imagen de macho agresivo cada vez es menos aceptada e, incluso, se ve  como anticuada.


Vemos, entonces, que no necesitamos estar en un viejo filme mexicano de los años 50 para ser susceptibles a esta actitud. Y no sólo son las mujeres las que salen perjudicadas. El machismo también es motivo de estrés para los hombres. Desde que son pequeños se les enseña que ellos no pueden llorar y está prohibido que realicen actividades consideradas propias del género femenino, ya que son consideradas como signos de debilidad. Un bailarín de ballet, por ejemplo, habitualmente es motivo de burlas, debido a la delicadeza que tienen que demostrar en su baile. En realidad, el ballet es una de las profesiones más difíciles, estrictas y con mayor nivel de fuerza. En países de Europa es muy distinta esta actitud.

Hoy en día, es común que un padre de familia pueda jugar a tomar el té con sus hijas o realice actividades como pilates o yoga. Los niños están menos forzados a estar en equipos deportivos y se les da mayor oportunidad de elegir un campo de interés. Asimismo, rituales como afeitarse, perder la virginidad, beber cerveza, ver fútbol o ganar una pelea a golpes, siguen siendo comunes hasta la fecha. Todavía hace falta mayor apertura tanto del sexo femenino como del masculino para aceptar que no todos los hombres deben ser machos para comprobar su hombría, y que la fortaleza recae más en la personalidad que en la superficie.