sábado, 14 de marzo de 2015

Cuando mamá no está...


Por: Psic. Monserrat López Lugo


Octavio Paz, escritor y ensayista mexicano ganador del premio Nobel de Literatura, subrayaba la importancia que el mexicano le da a la figura materna. Mucho tiene que ver con los aztecas que adoraban a la Diosa Tonantzín ("madre venerada" en náhuatl) hasta la época Colonial cuando aparece la Virgen de Guadalupe, nombrada por la religión católica como la "madre de los mexicanos".

Paz ejemplificaba que lo podemos ver incluso, en los populares insultos que la mayoría de las veces, van dirigidos hacia la madre de la persona a la que buscamos ofender, pero que insultarte es insultar a quien más cariño le tienes. Después de todo, la primera persona con la que convives desde tu nacimiento, es con tu madre. Normalmente, es la principal encargada de alimentar, cuidar y reconfortar al bebé, incluso, desde el embarazo. Ya más adelante, se involucran más el papá, los hermanos u otros familiares.

Sin embargo, no todos pueden decir que tienen o tuvieron una madre presente, y las causas de esto pueden ser múltiples. La más común suele ser a causa de fallecimiento, lo cual pudo haber sucedido de varias formas, por ejemplo, durante el parto o en edades más maduras. En el primer caso, se ha observado que suelen presentarse sentimientos de culpa, conscientes o inconscientes en el hijo que sí sobrevivió y la madre no. Muchos, incluso, llegan a creer que si no hubieran nacido, eso jamás habría ocurrido.

En el caso de los que ya son mayores, depende mucho de la edad. Entre más pequeño es uno, más dependiente de la mamá es pero, al mismo tiempo, guarda menos recuerdos. Eso hace más difícil sentir que alguna vez tuvo una mamá. Otros casos dependen de la causa de la muerte, hay quienes sufrieron esta situación de forma inesperada o fue debido a una enfermedad prolongada que les dio la oportunidad de despedirse, pero no se vieron capaces de cuidar y salvar a su madre de la muerte. Por tanto, depende de muchos factores; desde la edad, el motivo en sí y las condiciones hasta los recuerdos, y en este sentido, no todos los casos van a ser iguales.

Del mismo modo, existen aquellas familias cuya madre aún vive, pero no estuvo presente. Se trata de casos de abandono de hogar, por ejemplo. Son varias las amas de casa que no se sienten satisfechas en su rol como madres y emprenden una huida de sus responsabilidades. Muchas de ellas porque fueron madres antes de estar preparadas para serlo. Aún así, no todas abandonan sus obligaciones.

Otro ejemplo podría ser un divorcio. Aunque la mayoría de las veces la custodia queda a cargo de la madre, hay ocasiones que se decide que sea el padre u otro familiar el que tome el cuidado de los hijos. Esto no significa que la madre esté ausente  porque sólo los ve los fines de semana o en vacaciones, es decir, eso no es un descuido, pero existen algunos casos en donde sí surge un distanciamiento y dejan de estar a sus hijos durante, incluso, años. Puede ser que, por ejemplo, ella ahora tenga una nueva vida o familia.

Otra causa es que ella esté lejos, pero no por decisión propia sino por otras causas, como que esté en la cárcel o en otro país por problemas legales como migración. Hay que aclarar que esto no necesariamente significa que la madre esté ausente, hay veces que aún con la distancia las mamás mantienen el contacto con sus hijos vía correo, teléfono, visitas, etc. Más bien, depende de qué tan frecuente y con cuanta calidad se da este contacto con los hijos, y qué tan presente siente el hijo o hija que está su madre aunque no sea físicamente.

Existen madres que están ausentes por exceso de carga de trabajo. Es una realidad en nuestro país que para muchas familias es imposible sostener un hogar sin que la madre trabaje, pero hay veces que una adicción al trabajo o un deseo por salir más que estar en casa, genera que no se conviva, ni siquiera, unos minutos al día con los hijos. Ambos se convierten en desconocidos porque no comparten nada entre ellos. La mayoría de las veces, terminan sintiendo rencor hacia ella por culpa de su descuido.

A diferencia de todos los ejemplos anteriores, en algunas patologías vemos madres que sí están ahí presentes físicamente, pero no tienen ningún tipo de acercamiento con sus hijos. Viven en la misma casa, pero jamás se dirigen la palabra y ninguno parece preocupado por el otro. Son madres permisivas que no parecen preocuparse, viven completamente ausentes y aisladas.

Claro que hasta ahora hemos hablado de madres biológicas; es decir, genéticamente las que dieron a luz a los hijos. Sin embargo, son muchos los que sí crecieron con una figura materna aunque su madre biológica estuviera ausente. Es decir, que alguien más asumió los cuidados y cariños propios del rol de una madre. Puede haber sido una madre sustituta como una madre adoptiva, una madrastra, una abuela, alguna tía, hermana mayor o, incluso, alguien que estaba fuera de la familia. 

Aunque tampoco es necesario que se trate de una mujer, ya que un padre puede asumir ambos roles, y ser padre y madre a la vez, sin contar con una figura femenina presente. Lo mismo en el caso de los abuelos, tíos, hermanos, etc. Es verdad que es complicado, en especial con las niñas, tomar un rol materno y enseñarles a ser mujer si uno no lo es, pero no es algo imposible de lograr.

La mejor recomendación en el caso de que sientas que hayas tenido una madre ausente, es platicarlo con algún psicólogo que te puede guiar y ayudar a resolver cualquier conflicto o trauma que eso te esté generando. Por otra parte, si tú eres una madre y temes no estar presente en la vida de tus hijos, es importante que reflexiones si se trata de un distanciamiento emocional o físico. Si es así, intenta convivir y conocer más a tus hijos, y busca la ayuda de un profesional que resuelva tus dudas y te acerque de la mejor manera a ellos.

Recuerda que una madre presente es de gran ayuda y va ligado a la confianza, cuidado, autoestima y amor.