lunes, 24 de octubre de 2011

El Duelo


El duelo es el proceso psicológico ocasionado por una pérdida, puede ser de una persona (ya sea por separación o por su muerte), de un ideal (como la libertad), o de una condición de vida (discapacidad, envejecimiento, o pérdida de trabajo). En este caso vamos a referirnos especialmente al proceso de duelo que se vive tras la muerte de una persona querida.

El duelo implica una enorme cantidad de cambios en distintos aspectos de nuestras vidas, en nuestra conducta, en nuestra forma de relacionarnos con la gente, pero es sobre todo un proceso de adaptación emocional y mental ante una nueva realidad que ya no incluye a nuestro ser querido.

Ante la pérdida de una persona querida, el proceso de duelo es normal e incluso esperado. Sus manifestaciones son muy variadas y cada cultura tiene sus propios rituales como pueden ser el velorio, misas, entierro y demás expresiones de luto que sirven para acompañar a los dolientes. Aún así, el proceso de duelo tiene particularidades que  dependen de factores personales del doliente y particularidades de la relación que se tenía con quien ha fallecido.       



Se han hecho muchos estudios acerca del proceso de duelo, y se han encontrado algunos comportamientos característicos en la mayoría de las personas, por esta razón el proceso de duelo se ha podido dividir en etapas. Sin embargo la intensidad y duración de cada una de estas etapas depende de diversos factores. Por ejemplo:



  • La cercanía con la persona que fallece: entre más cercana haya sido, más doloroso y duradero suele ser el proceso de duelo.
  • La calidad de la relación que se tenía con la persona que hemos perdido: por ejemplo si estábamos enojados con esa persona al momento de su muerte suele causar mayor conflicto.
  • Las circunstancias de la muerte de esta persona: si era o no una muerte esperada que aliviaba una larga enfermedad o fue súbita, correspondía al momento de vida de la persona o era muy joven todavía, etc. Entre más sorpresiva e inesperada sea la muerte, suele ser más difícil de procesar. 


Las etapas del proceso del duelo se suceden a lo largo del tiempo, y aunque suelen presentarse en el orden en que a continuación se enlistan, no es un proceso lineal, es decir que el orden puede alterarse sin que eso implique necesariamente un problema. El duelo y sus etapas se dividen para describir comportamientos típicos observados, pero no son iguales para todos y en ocasiones se pueden mezclar. A continuación la descripción hecha por la Dra. Elizabeth Kubble Ross: 

  • Negación. Ante el impacto de la noticia, y como forma de defensa, ante el caudal de emociones que surgen la primera reacción es que el acontecimiento se niega total o parcialmente. Esto sirve para ir asimilando progresivamente el hecho conforme vayamos estando listos para afrontar una nueva realidad que resulta dolorosa.
  • Enojo. Surge una gran molestia por lo ocurrido, sentimientos como envidia, resentimiento, e ira son comunes en este momento. No solo se expresa el enojo porque nosotros perdimos a alguien amado, también resulta molesto que el resto de las personas se muestren contentas o indiferentes, que las cosas sigan su curso y que nada parezca haber cambiado pese al dolor que nosotros tenemos.
  • Negociación. Ante la desesperación que se siente, se busca dar algún tipo de sentido a la muerte de nuestro ser querido. Puede haber un acercamiento o rechazo a instituciones religiosas o sociales, pues lo que se quiere es encontrar alguna respuesta que explique lo sucedido, de esta manera se consigue algún monto de tranquilidad.
  • Depresión. Esta es quizás la más frecuente y duradera de las etapas. Un estado de ánimo decaído, apatía para realizar nuestras actividades cotidianas, falta de sentido de las cosas, alteraciones en el sueño y/o en la alimentación, son los síntomas comunes en esta etapa. Se piensa recurrentemente en lo sucedido, hay sentimientos de culpa y tristeza que pueden llevar al llanto.
  • Aceptación. Es la culminación del proceso, puede alcanzarse temporalmente y luego volver a alguna de las etapas previas, pero cada vez es un estado más duradero. En esta fase, coexisten todos los sentimientos previos (negación, enojo, tristeza, etc.), pero en menor grado. La pérdida se hace tolerable y aunque posiblemente no deje de doler, podemos ahora recordar a nuestro ser amado con cariño y con mucho menos dolor.

Finalmente es importante decir que el duelo no tiene un tiempo determinado para resolverse, depende de muchos factores, es llamativo  cuando una persona se estanca indefinidamente en alguna de las etapas mencionadas, es decir, cuando no cambia su estado de ánimo. Es en estos casos cuando es particularmente importante que se busque ayuda profesional, en cualquier caso un psicólogo o tanatólogo puede ayudar a que se lleve el proceso con mayor fluidez.


Autor: Psic. Alejandro Silva
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