lunes, 28 de mayo de 2012

¿Cuándo es el mejor momento para ser madre?

”Cambios en nuestra sociedad han llevado a las mujeres modernas a cuestionar la conveniencia de tener hijos, sustituyendo el mandato tradicional «sed fecundos y multiplicaos» con la «elección» de la maternidad”
- Morris, 1991.

Por: Psic. Leticia García

Las mujeres somos cada vez más conscientes de la importancia de ser independientes y de realizar aportaciones económicas al hogar. Muchas veces se deja de lado, se posterga, o bien, en algunos casos, se devalúan los esfuerzos y regocijos que implican desempeñar el rol de madre. Podemos decir que para muchas mujeres resulta más atractivo lograr y consolidar el éxito profesional, que jugar el rol de ser madres. Para otras es atractivo alternar ambos o bien existen mujeres que aunque desean ser madres, albergan serias dudas al respecto, aun cuando su situación de vida y de pareja parecen propicias, comenta la Psic. Leticia García de la Clínica de Asistencia de la Sociedad Psicoanalítica de México (SPM).

Siempre existirá la presión social para que toda mujer se convierta en madre, aun cuando no sea el deseo o la necesidad de muchas. Especialistas de todo el mundo coinciden en que hasta un 70% de las mujeres que se embarazan lo hacen por diversos motivos como: presión social, reconocimiento, reto, cubrir vacíos emocionales, etc. Pero tan solo un 30% lo hace buscando cuidar, proteger, amar y educar, y con la disposición a madurar en el proceso.

La maternidad es un proyecto de vida, de tu vida. Es por esto que se deben considerar detalles básicos, como las personas involucradas, situación económica, tiempos, espacio físico adecuado, cuidados, etc. en pocas palabras, la maternidad es algo que se vive mucho mejor si se planifica. Por ejemplo, si deseas ser madre y no piensas dejar de trabajar, es importante contar con una red de apoyo que te pueda ayudar a cuidar al bebé, idealmente tu pareja, tus padres o bien pagar un cuidador de confianza. Sin embargo, además de todo lo mencionado anteriormente, es importante preguntarte si estás dispuesta a dedicarle el mayor tiempo posible a tu bebé, ya sea por las mañanas o por las noches cuando regreses de trabajar, pues es un hecho que te necesitará mucho. Es importante que el tiempo que le des, sea un tiempo en el que verdaderamente te sientas conectada con tu bebé. Recuerda que una fuerte y amorosa conexión entre tu bebé y tú son las bases para que crezca sano emocionalmente hablando.

Pero ¿qué pasa cuando, a pesar de que deseas ser mamá y aunque las condiciones parecen propicias para embarazarte, lo postergas? o bien ¿cuándo llegas a sentir miedos que no parecen tener sentido? Cuando se posterga un embarazo a pesar de ser algo que se desee, puede ser que, de manera inconsciente, exista una rebeldía ante una fuerte presión o imposición de “hacer lo que se debe”. En la mayoría de los casos, esta rebeldía está ligada a la figura de la propia madre con quien seguramente tendrá temas por resolver. Otras veces el miedo al embarazo, tiene que ver con asociar la identidad de madre de familia con un rol devaluado, ya sea de manera consciente o inconsciente. En otros casos, cuando las mujeres se sienten culpables por alguna situación personal, suelen “pagar sus culpas” al expresar que no desean tener bebés cuando en realidad sí, pero sienten que no lo merecen.

La maternidad es un trabajo demandante que implica cambios y madurez y que nos aporta logros y retos. Es importante que más allá de cumplir un proyecto de vida o hacer lo que se espera de nosotras, lo deseemos y nos sintamos preparadas tanto física como psicológicamente para ejercer esta nueva función.

Si tienes dudas, miedos irracionales o bien no estás segura sobre tus motivos reales para ser madre tal vez hay algo de ti misma que no has logrado entender del todo. Acude con un profesional de la salud mental, pues tal vez sea un buen momento para poner tu situación actual en perspectiva, y darte tiempo para reflexionar y planificar. Tal vez tengas que resolver temas emocionales que no te dejan pensar sobre esta situación, sin agobiarte. Recuerda que cuanto más tranquila te sientas, más claro será tu panorama y lograrás tomar mejores decisiones.

Puedes encontrar este artículo en la publicación del 10 de mayo del 2012 en el periódico La CRÓNICA.com.mx:


Imagen: FBCCOVE

viernes, 18 de mayo de 2012

Mayo: Día de las Madres


Por: Psic. Monserrat López Lugo

México es uno de los países que celebran con mayor énfasis el Día de las Madres. Octavio Paz, escritor y ensayista mexicano ganador del premio Nobel de Literatura, subrayaba la importancia que el mexicano le da a la figura materna. Mucho tiene que ver con los aztecas que adoraban a la Diosa Tonantzín ("madre venerada" en náhuatl) hasta la época Colonial cuando aparece la Virgen de Guadalupe, nombrada por la religión católica como la "madre de los mexicanos".

Paz ejemplificaba que lo podemos ver incluso, en los populares insultos que la mayoría de las veces, van dirigidos hacia la madre de la persona a la que buscamos ofender, pero que insultarte es insultar a quien más cariño le tienes. Después de todo, la primera persona con la que convives desde tu nacimiento, es con tu madre. Normalmente, es la principal encargada de alimentar, cuidar y reconfortar al bebé, incluso, desde el embarazo. Ya más adelante, se involucran más el papá, los hermanos u otros familiares.

Sin embargo, no todos pueden decir que tienen o tuvieron una madre presente, y las causas de esto pueden ser múltiples. La más común suele ser a causa de fallecimiento, lo cual pudo haber sucedido de varias formas, por ejemplo, durante el parto o en edades más maduras. En el primer caso, se ha observado que suelen presentarse sentimientos de culpa, conscientes o inconscientes en el hijo que sí sobrevivió y la madre no. Muchos, incluso, llegan a creer que si no hubieran nacido, eso jamás habría ocurrido.

En el caso de los que ya son mayores, depende mucho de la edad. Entre más pequeño es uno, más dependiente de la mamá es pero, al mismo tiempo, guarda menos recuerdos. Eso hace más difícil sentir que alguna vez tuvo una mamá. Otros casos dependen de la causa de la muerte, hay quienes sufrieron esta situación de forma inesperada o fue debido a una enfermedad prolongada que les dio la oportunidad de despedirse, pero no se vieron capaces de cuidar y salvar a su madre de la muerte. Por tanto, depende de muchos factores; desde la edad, el motivo en sí y las condiciones hasta los recuerdos, y en este sentido, no todos los casos van a ser iguales.

Del mismo modo, existen aquellas familias cuya madre aún vive, pero no estuvo presente. Se trata de casos de abandono de hogar, por ejemplo. Son varias las amas de casa que no se sienten satisfechas en su rol como madres y emprenden una huida de sus responsabilidades. Muchas de ellas porque fueron madres antes de estar preparadas para serlo. Aún así, no todas abandonan sus obligaciones.

Otro ejemplo podría ser un divorcio. Aunque la mayoría de las veces la custodia queda a cargo de la madre, hay ocasiones que se decide que sea el padre u otro familiar el que tome el cuidado de los hijos. Esto no significa que la madre esté ausente  porque sólo los ve los fines de semana o en vacaciones, es decir, eso no es un descuido, pero existen algunos casos en donde sí surge un distanciamiento y dejan de estar a sus hijos durante, incluso, años. Puede ser que, por ejemplo, ella ahora tenga una nueva vida o familia.

Otra causa es que ella esté lejos, pero no por decisión propia sino por otras causas, como que esté en la cárcel o en otro país por problemas legales como migración. Hay que aclarar que esto no necesariamente significa que la madre esté ausente, hay veces que aún con la distancia las mamás mantienen el contacto con sus hijos vía correo, teléfono, visitas, etc. Más bien, depende de qué tan frecuente y con cuanta calidad se da este contacto con los hijos, y qué tan presente siente el hijo o hija que está su madre aunque no sea físicamente.

Existen madres que están ausentes por exceso de carga de trabajo. Es una realidad en nuestro país que para muchas familias es imposible sostener un hogar sin que la madre trabaje, pero hay veces que una adicción al trabajo o un deseo por salir más que estar en casa, genera que no se conviva, ni siquiera, unos minutos al día con los hijos. Ambos se convierten en desconocidos porque no comparten nada entre ellos. La mayoría de las veces, terminan sintiendo rencor hacia ella por culpa de su descuido.

A diferencia de todos los ejemplos anteriores, en algunas patologías vemos madres que sí están ahí presentes físicamente, pero no tienen ningún tipo de acercamiento con sus hijos. Viven en la misma casa, pero jamás se dirigen la palabra y ninguno parece preocupado por el otro. Son madres permisivas que no parecen preocuparse, viven completamente ausentes y aisladas.

Claro que hasta ahora hemos hablado de madres biológicas; es decir, genéticamente las que dieron a luz a los hijos. Sin embargo, son muchos los que sí crecieron con una figura materna aunque su madre biológica estuviera ausente. Es decir, que alguien más asumió los cuidados y cariños propios del rol de una madre. Puede haber sido una madre sustituta como una madre adoptiva, una madrastra, una abuela, alguna tía, hermana mayor o, incluso, alguien que estaba fuera de la familia. Aunque tampoco es necesario que se trate de una mujer, ya que un padre puede asumir ambos roles, y ser padre y madre a la vez, sin contar con una figura femenina presente. Lo mismo en el caso de los abuelos, tíos, hermanos, etc. Es verdad que es complicado, en especial con las niñas, tomar un rol materno y enseñarles a ser mujer si uno no lo es, pero no es algo imposible de lograr.

La mejor recomendación en el caso de que sientas que hayas tenido una madre ausente, es platicarlo con algún psicólogo que te puede guiar y ayudar a resolver cualquier conflicto o trauma que eso te esté generando. Por otra parte, si tú eres una madre y temes no estar presente en la vida de tus hijos, es importante que reflexiones si se trata de un distanciamiento emocional o físico. Si es así, intenta convivir y conocer más a tus hijos, y busca la ayuda de un profesional que resuelva tus dudas y te acerque de la mejor manera a ellos.

Recuerda que una madre presente es de gran ayuda y va ligado a la confianza, cuidado, autoestima y amor.


jueves, 10 de mayo de 2012

Madres solteras ¿a que se enfrentan?



Por: Psic. Sofía González

En la sociedad actual, los cambios sociales y económicos han generado importantes cambios en las familias. En México, según el censo de población de la INEGI, en el 2010 las madres solteras ascendían a cerca de 880 mil mujeres. Alrededor de nueve de cada diez tienen hijos menores de 18 años, y seis de cada diez viven en el hogar de su padre o madre. Destaca además la aportación de 47.3 por ciento a la economía del país de las mujeres separadas, divorciadas o viudas.

Existen diversas razones que llevan a una mujer a enfrentar un embarazo o la crianza de los hijos sin ayuda de una pareja; algunas de estas situaciones se pueden dar por elección propia y otras de manera circunstancial. Pero lo cierto es que el criar a un hijo puede ser algo tan natural como muy complejo, por lo que las familias monoparentales, en este caso el de las madres a cargo de sus hogares, se enfrentan a diversos retos.

Muchas veces hacer de mamá y papá a la vez resulta difícil, aunque los papeles en cuanto al género se han flexibilizado. Así, encontramos familias donde la mujer es la proveedora y el padre se queda en casa al cuidado de los hijos. Pero una madre sin ayuda de una pareja, tiene que asumir ambos papeles y ocuparse de tareas domésticas, escolares y económicas, entre otras.

El hecho de cubrir ambos papeles deja poco espacio para la vida social. Es posible que las madres solteras tengan poco tiempo para ellas mismas y en ocasiones, pueden llegar a alejarse de sus amistades, generando así sentimientos de soledad y abandono.

Un escenario común es el de madres dedicadas a “compensar” el tiempo con sus hijos, ya que el no poder estar con ellos todo el tiempo que quisieran puede generarles sentimientos de culpa. Algunas mujeres, inclusive, piensan en dedicarse a su hijo al 100% porque no creen poder encontrar a una pareja que lo acepte. (Sharp, 1972).

En otros casos la madre soltera depende de sus padres, pues muchas veces, siendo madre soltera, no se llega a lograr la emancipación, por lo que quedan a merced de los padres, y esto puede generar mucha frustración y baja autoestima, al sentir que no tienen la responsabilidad total sobre sus propios hijos.

Todos estos posibles escenarios pueden ser factores que lleven a la madre soltera, por un lado, a ser la “súper heroína”, al tratar de cubrir todos los retos que implica ser madre, sin querer aceptar ningún tipo de ayuda; o, por lo contrario, buscar constantemente al “rescatador”, lo cual puede traer como consecuencia exponerse a situaciones de explotación, maltrato y abuso.

Es importante que una madre sea consciente de sus limitaciones y evite “sobrecargarse”, buscando ayuda y apoyo en personas cercanas, delegando ciertas responsabilidades, buscando ayuda mediante organizaciones gubernamentales o programas de apoyo que le den soporte. Asimismo, conviene contar con un grupo social, independientemente al de su familia, buscar actividades que fomenten habilidades sociales y autoestima, así como hacer un espacio para dedicarse tiempo a uno mismo. El acudir a una terapia psicológica puede ser de gran ayuda para poder trabajar los posibles sentimientos de culpa, abandono, frustración y angustia que este tipo de situaciones generan, y, de esta manera, poder tomar mejores decisiones con respecto al hijo(s) o una futura pareja.


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